Revista EL COLECTIVO

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miércoles, 14 de septiembre de 2011

AGRONEGOCIOS O DERECHOS HUMANOS

Por DARIO ARANDA (*)



El 27 de abril al mediodía, en la Casa de Gobierno, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció el envío al Congreso de un proyecto de ley para regular la venta de tierras a extranjeros.
Los medios de comunicación aliados al Gobierno hicieron tapa con el anuncio, como si dieran cuenta de una reforma agraria.



La compañía internacional Benetton posee en la Patagonia 970 mil hectáreas. ¿Sería mejor si estuvieran en manos del bonaerense Gustavo Grobocopatel? ¿O quizá el salteño Alfredo Olmedo? ¿O es preferible que las maneje la Mesa de Enlace (con todos dirigentes nacidos en Argentina)?



En el país no existen datos, ni siquiera aproximados, sobre extranjerización de tierras. Sólo hay casos emblemáticos, que suelen repetirse como si fueran los principales responsables de los males del país y del modelo extractivo: Carlo y Luciano Benetton, Douglas Tompkins, Joseph Lewis y Ted Turner.
Federación Agraria Argentina (en antaño tan cercana a la Sociedad Rural, en la actualidad tan cerca del Gobierno) arriesga cifras tan dispares como difícil de comprobar. Suele mencionar un supuesto relevamiento propio, pero nunca lo hizo público (los diarios igual lo citan como verdad revelada).
El proyecto de ley del Gobierno propone un registro de poseedores extranjeros de tierras rurales. Quizá el punto más relevante de la propuesta legislativa.



“Será una norma amplia, que proteja a los agricultores familiares (…) Hay modelos a mirar, como Brasil”, había anticipado la Presidenta el 1 de marzo de 2011 al inaugurar la sesiones del Congreso, cuando anunció que se trabajaba en el proyecto de ley.
El anuncio había creado expectativas en las organizaciones campesinas. Sobre todo porque la legislación de Brasil contempla la función social de la tierra, un anhelo de los movimientos rurales de base, que rechazan la concepción meramente mercantilista de la tierra, en busca sólo de rentabilidad, y que entienden a la tierra como un elemento indispensable para producir alimentos sanos para el pueblo, pilar la soberanía alimentaria de un país.
El 27 de abril, sólo 58 días después del anuncio en el Congreso, la Presidenta dio a conocer finalmente el proyecto de ley. En ninguna de las siete carillas se menciona la función social de la tierra. Tampoco existe mención alguna a los “agricultores familiares”, muchos menos sobre campesinos o pueblos originarios.

Pocos pueden oponerse a que en Argentina se legisle sobre la venta de tierras a extranjeros. Sobre todo, no se opondrán quienes impulsan el actual modelo agropecuario porque una ley de ese tipo no afecta ningún interés de los ganadores del modelo de agronegocios actual (donde la soja es sólo su cara más visible).Regular la extranjerización de tierras no combate el corazón de la injusticia rural: la concentración de la tierra. Muy pocos tienen mucha tierra. La gran mayoría tiene muy poco.
El Censo Agropecuario de 1988 revela había en el país 422.000 explotaciones agropecuarias, que disminuyeron a 318.000 en 2002 (un 24,6 por ciento menos).
La investigación del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), “La tierra en Argentina”, de Marcelo Sili y Luciana Soumoulou, resume: “Desde el punto de vista de la estructura agraria, la distribución de la tierra es sumamente inequitativa”. Y revela que el 2 por ciento de las explotaciones agropecuarias controla la mitad de la tierra del país. Mientras que el 57 por ciento de las explotaciones cuenta sólo con el 3 por ciento de la tierra.
Todo indica que en los últimos nueve años la concentración aumentó, pero (Indec mediante) no existen datos oficiales. En 2008, en plena disputa entre el Gobierno y la Mesa de Enlace, se realizó el Censo Agropecuario. Aportaría datos precisos luego de seis años de falta de estadísticas oficiales del sector rural. Pero el esperado relevamiento no escapó a las irregularidades del Indec. El Censo 2008 no abarcó todo el territorio nacional y nunca se presentaron todos los datos relevados. Los científicos sociales no lo toman como válido y, a su pesar, deben seguir manejándose con el Censo 2002.



El Foro por la Tierra del Chaco denunció que en 1995 las explotaciones de más de 1000 hectáreas representaban el ocho por ciento del total de la provincia. En 2002 pasaron a representar el 56 por ciento del total, en su mayoría para siembra de soja.
“Deforestación, agricultura y biodiversidad” es el informe de Marcelo Cabido y Marcelo Zak, investigadores principales de la Universidad Nacional de Córdoba y el Conicet. Además de los efectos ambientales, confirmaron la concentración de la tierra en la provincia: sobre cuatro departamentos del norte provincial (Ischilín, Sobremonte, Totoral y Tulumba) demostraron que, entre 1988 y 1999, las chacras de menos de 200 hectáreas disminuyeron un 32 por ciento. En el mismo lapso, las estancias de más de 2500 hectáreas aumentaron un 30 por ciento. Pequeñas parcelas fueron absorbidas por grandes propietarios.
Misiones no escapa al fenómeno. El último Censo Agropecuario detalla que en la provincia existen 27.000 “explotaciones agropecuarias”. Sólo 161 de ellas (el 0,6 por ciento del total) poseen el 44 por ciento de la tierra de Misiones (917.000 hectáreas). Ilustrativo es el caso de la Papelera Alto Paraná: es propietaria del diez por ciento del suelo provincial, 233 mil hectáreas. En el municipio de Puerto Piray, es dueña del 62,5 por ciento de la tierra.
La soja no llega hasta Mendoza, pero sí llegan sus consecuencias. El monocultivo desplazó a la ganadería desde el Litoral y La Pampa hacia Cuyo. “Hacendados y empresas, donde también están las mineras, intentan por todos los medios apropiarse de tierras y agua, comprando, fraguando títulos, usurpando, y prometiendo un progreso y empleo que son mentiras”, explica la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Mendoza (UST).
La Cátedra Unesco de Sostenibilidad de la Universidad de Politécnica de Cataluña es un espacio de referencia en el estudio de modelos productivos y sus impactos sociales, políticos y económicos. Durante 2008 y 2009 un equipo multidisciplinario analizó el modelo agrario y minero de seis provincias argentinas (Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Córdoba, Catamarca y Mendoza) y lo presentó ante Naciones Unidas bajo el nombre “Situación de los derechos humanos en el noroeste argentino”. “Como consecuencia del modelo agropecuario, en los últimos 15 años ha aumentado en Mendoza la concentración de la tierra en un 40 por ciento, desaparecieron el 33 por ciento de los productores y el 84 por ciento de los hogares rurales no tienen posibilidades de producir por falta de agua o de tierra”, afirma el trabajo y denunció que la situación de derechos humanos en la provincia es “crítica”.
En el análisis de distribución de tierras, la Cátedra Unesco tomó como muestra los departamentos de Lavalle, San Martín y San Rafael. Llegó a la conclusión que el 51 por ciento de las explotaciones agropecuarias tienen una superficie de diez hectáreas o menos, y estos pequeños productores sólo ocupan el dos por ciento de la superficie de los departamentos estudiados. En tanto las explotaciones con más de mil hectáreas son sólo el 0,31 por ciento de las propiedades, pero concentran el 75 por ciento de las tierras.



“No se afectará los derechos ya adquiridos. Esto quiero que quede absolutamente claro, porque si no significaría cambiar las reglas de juego y perjudicar a aquellos que adquirieron de buena fe con reglas que estaban vigentes hasta ese momento”, remarcó la Presidenta cuando anunció el proyecto de ley sobre extranjerización de tierras. Y consideró que, no respetar la legislación, “hablaría de un país poco serio”.Pueblos originarios y campesinos cuentan con legislación que protege sus derechos territoriales. Constitución Nacional (artículo 75, inciso 17), Convenio 169 OIT, Ley 26160, Posesión Veinteañal vigente en el Código Civil. Rara vez se cumplen.



El principal problema de campesinos e indígenas no es la extranjerización, sino el modelo agropecuario.En 2001 se sembraron en el Argentina 10 millones de hectáreas con soja. En 2003 había 12 millones. Luego de ocho años de kirchnerismo se llegó al récord de 19 millones de hectáreas con monocultivo, el 56 por ciento de la tierra cultiva. Nunca antes la soja había crecido tanto.
“Corrimiento de la frontera agropecuaria”, festejan los técnicos y funcionarios. En la cotidianidad del campo implicó desalojos tan violentos como masivos. Donde el Movimiento Nacional Campesino Indígena tiene gran presencia, como en Santiago del Estero y Córdoba, las topadoras suelen estar al servicio de pooles de siembra y de la Mesa de Enlace (sobre todo Federación Agraria, Sociedad Rural y Confederaciones Rurales Argentinas), casi siempre argentinos.
El panorama no es alentador. El “Plan Estratégico Agroalimentario 2010-2016”, proyecto oficial que apuesta a aumentar la producción de soja (entre otros productos) en 20 millones de toneladas.
Por si quedaran dudas, el Ministerio de Agricultura envió el 28 de junio una gacetilla alentadora para el complejo de agronegocios: “Existen excelentes posibilidades para aumentar la producción (…) Hay un conjunto de factores que funcionan como impulsores de la demanda alimentaria, entre los que se destaca el aumento del consumo en los países desarrollados y la generación de biocombustibles”.El Ministerio reconoce que la soja aumentará en área sembrada. Y pretende, para 2020, llegar a 160 millones de toneladas de granos (60 por ciento más que en la última cosecha). En la misma línea, en la Cumbre de Ministro de Agricultura de países que integran el Grupo de los 20 (G-20), la propuesta argentina fue aumentar la producción de granos.
El incremento granario multiplicará las consecuencias sociales, ambientales y sanitarias. El corrimiento de la frontera agropecuaria será una consecuencia lógica.En respuesta a esa postura, el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI) elaboró un duro documento, donde alertó sobre la profundización del modelo agropecuario, advirtió sobre el aumento de los desalojos, desmontes y mayor uso de agrotóxicos. Remarcó que el actual modelo de agronegocios consolida a la Argentina como productor de materias primas en el marco de un “saqueo transnacional” que implica subordinar al país en un esquema colonial.
Aumentar a 160 millones de toneladas de granos, forrajeros y no alimentarios, es sumar otras diez millones de hectáreas a las 20 millones que se cultivan de soja transgénica. Y no tiene otra forma de hacerse que a partir de los desalojos de las familias campesinas”, advirtió el MNCI y apuntó a las banderas del kirchnerismo: “Plantear que debemos redoblar las exportaciones en el marco del modelo actual genera claras contradicciones con las aspiraciones de un desarrollo industrial armónico con justicia social y con las políticas de derechos humanos”.

Artículo publicado en el periódico MU de julio (de www.lavaca.org )
(Las negritas son nuestras)

lunes, 12 de septiembre de 2011

“TE QUITABAN UN BOTON Y LA PELEABAS”

Charla con Taurino Atencio, militante social y compañero de Agustín Tosco

Por OSVALDO QUINTANA




Taurino Atencio se autodefine como activista. Compañero de militancia de Agustín Tosco en Luz y Fuerza con quien supo protagonizar grandes gestas como el Cordobazo, este legendario luchador piensa que las organizaciones gremiales, que en su momento fueron de suma utilidad para los trabajadores como elemento convocante y movilizador, ya no les sirven y propone nuevas formas organizativas donde se recuperen posiciones provenientes de la escuela del Gringo Tosco como la organización y la conciencia.

“El objetivo, es que toda esta historia no sea solo para recordarla sino asimilarla y poder transmitirla. Porque estos hechos están vinculados al momento que uno vive. Y, si nuestra motivación es proseguir la lucha, quedan las máximas de aquellos hombres como el Gringo Tosco quien siempre repetía que la lucha debe continuar”.
Es sanjuanino de origen, nacido hace 68 años en un paraje llamado Río Verde, una zona árida y seca a 60 Km del centro de la ciudad de San Juan del que hoy solo quedan algunas taperas. El quinto integrante de una familia numerosa, con siete varones y tres mujeres, sobreviviendo antes que viviendo, gracias a la cría de cabras o cazando perdices y liebres. Muchos iban a cosechar uva a San Juan, donde convergían habitantes de distintos lugares quienes se enteraban de otras formas de vida más allá de su lugar de origen. En esas cuadrillas se conocen sus padres: ella de La Rioja, el de San Juan. Al tiempo se trasladan a Caucete, donde Taurino continúa la escuela ya que en Río Verde una sola maestra atendía a todos los niños pero solo hasta cuarto grado. Después, cada uno por su lado a medida que iban creciendo. Atencio va a parar a Buenos Aires donde estuvo un tiempo enganchado en el ejército. “Buscando algo de que vivir”, se justifica hoy entre risas. En el 64, decide viajar a Córdoba, donde se casa y tiene tres hijos.

-Provenís de una familia peronista.
“En Caucete la mayor parte eran peronistas. Yo también y para nada me arrepiento. Incluso, a Córdoba llegué cantando la marchita. Se que la mayor parte del pueblo trabajador se hizo peronista por razones muy concretas, por medidas de gobierno que atendieron a los más desprotegidos. Esto también estuvo relacionado con el plano internacional, la Segunda Guerra Mundial y el correlato del desarrollo de la industria local”

-¿Cuando comenzaste a tomar conciencia de la verdadera naturaleza de la injusticia?

- Si bien es cierto que uno viene con broncas, odios profundos merced a la injusticia, yo empiezo a tener conciencia recién en Córdoba. Acá tenías posibilidades de trabajar. Yo me daba el lujo de salir de la Perkins y entrar a Transax, una empresa de autopartes, porque me pagaban mejor.
Había activismo a nivel de gremios y estudiantado. Podías hablar con otro compañero, siempre un volante, un escrito, una idea. Había manifestaciones, marchas callejeras. Ibas tomando conciencia de la verdadera naturaleza de la injusticia y, cuando uno afirma los conceptos, los internaliza, también se habitúa a leer. Eso permite reafirmar todos los aspectos de la práctica, porque es muy importante tener en claro cual es el verdadero enemigo. Podes confundirte y dar vuelta el cañón hacia el lado de un compañero solo porque no opine de la misma manera. Uno va sabiendo que los causantes de las miserias y angustias del pueblo son el capitalismo y los sectores oligárquicos terratenientes en el país, dueños del poder, que hoy se han puesto como nombre de vidriera: el campo. Esto nos ha permitido tener mayor grado de conciencia. Por cierto, para presentarles batalla.

LA CGT ES UN ORGANISMO HUECO


( FOTO: Agustín Tosco junto a otros compañeros, entre ellos Taurino)
Las peleas de los 60, rememora Atencio, estaban dadas en función del grado de conciencia que iban adquiriendo los trabajadores y el pueblo en su conjunto: de los sueños de independencia económica rompiendo lazos con los países imperialistas y las empresas monopólicas En el movimiento obrero, a igual que en desprendimientos importantes de la Iglesia relacionados con la Teología de la Liberación, una palabra que, por esos tiempos, no era solo una palabra: liberación. Y, pese a que muchos dirigentes gremiales estaban ligados al peronismo, existían otros que comulgaban con posiciones de enfrentamiento más que de sumisión. Eso trajo como fruto que en el 68, fuera electa una comisión no programada por los popes del sindicalismo, que estaría encabezada por Raimundo Ongaro. En su manifiesto, la CGTA hablaba de la liberación, la nacionalización del crédito, de la reforma agraria. “.Hoy, salvo honrosas excepciones lo que existe es el dirigente gremial acomodaticio, que le gusta la vida bacana, con una posición ideológica que expresa que debe existir buena relación entre capital y trabajo”.

- Hay un retroceso fantástico.

Hay una espectacular avanzada de los sectores del poder que aprisionan al pueblo teniendo en cuenta que el grado de desocupación es mayúsculo. En la Renault por aquel entonces había entre diez mil y once mil trabajadores. Hoy hay 1500. Eso indica que buena parte de los trabajadores ya no están en sus lugares de trabajo, o son cuentapropistas o andan changueando. No hay democracia sindical de base, tampoco listas opositoras. Los dirigentes gremiales más que secretarios generales son como dueños del sindicato. Son dirigentes empresarios. Los gobernantes los necesitan para frenar y licuar los reclamos. Nada de asambleas ni reunión de delegados, ni comisiones internas. Y cuando existe alguna movilización, generalmente por una cuestión salarial, siempre es muy escasa.

Para Atencio, la democracia sindical de base permite al trabajador ir creciendo en conciencia de clase. “Allá el hombre tiene posibilidad de ir escuchando los distintos matices que puede tener un reclamo, va creciendo como trabajador y ciudadano. Sabiendo que, como parte del pueblo, debemos buscar la liberación para superar todos los bolsones de injusticia.

-La tarea del delegado esta devaluada, ha perdido jerarquía.
Claro, porque en ese entonces te afirmabas en la organización. Hoy, a un activista que tenga otro concepto sobre lo que es la justicia social, los mismos dirigentes se encargan de hacerlo echar. Por eso, la mayor parte de los gremios no tienen listas opositoras.
En los 60, una parte importante de los dirigentes habían participado en hechos de sumo valor en la historia del movimiento obrero como el programa de La Falda en el 58, de neto tinte socialista”.
Hoy, estamos en una situación casi de orfandad. La CGT es un organismo hueco que ya no cumple su rol”, señala el activista, pero menciona excepciones: “La CTA es una posibilidad. Soy afiliado desde que nació en 1992. No tiene mayor desarrollo porque la legislación laboral no le permite representación pero, hoy por hoy, es la herramienta que existe con posibilidades de cubrir ese vacío. Otro es el sindicato de Luz y Fuerza de Mar del Plata con José Rigani”.


CORDOBAZO, ORGANIZACIÓN Y CONCIENCIA

Te voy a recitar una definición del Cordobazo del compañero Tosco. El dice que el Cordobazo es la expresión militante del mas elevado nivel, tanto cuantitativo como cualitativamente en cuanto a la conciencia de un pueblo que sabe que es oprimido y que quiere liberarse para construir una vida mejor. Dice que el pueblo sabe que puede hacerlo pero se lo impiden quienes se benefician con su postergación. Para mi es la mas acabada definición del Cordobazo.
En ese tiempo se trataba de tener presente el tema de la organización y la conciencia.
En las épocas previas al Cordobazo había múltiples formas de comunicación, fundamentalmente lo escrito. Cada gremio tenía su volante todas las semanas, eso era un caldo de cultivo permanente entre los trabajadores. El enemigo aparecía con más claridad. Toda piedra arrojada había que apuntarla hacia los milicos. También había publicaciones de la universidad, donde concurrían sectores medios. Eso iba nutriendo todo.
“¿Qué aprendemos hoy a nivel popular gracias a los medios masivos de difusión?”, pregunta el activista sin ocultar su enojo. Todo está tinellizado, farandulizado. Nos tienen alimentados con eso y estos gobiernos tienen una gran responsabilidad. ¿Donde van a tratarse estos temas? No hay lugar”.

- ¿Como conoces a Tosco?
Yo lo conozco antes de entrar a EPEC, del activismo. Te diré que yo no puedo considerarme un dirigente sino un activista más. Luz y Fuerza en aquel entonces tenia 2300 afiliados, un sindicato pequeño pero había 150 activistas. Y uno se daba cuenta que estaba ante un tipo fuera de serie.
En una asamblea se ponían los temas en discusión, intervenían todos y el con sabiduría y precisión, hacia una síntesis donde todos quedábamos boquiabiertos. La preparación política y formación intelectual era obra de su propia tarea. Era un activista cien por cien. Terminaba una asamblea, ponele 23 horas, y la información tenia que darse al otro día por medio de un volante con las resoluciones. Así que se iba el a redactar para imprimir los volantes que se repartirían al otro día. Y se te iba la noche. Había que seguir ese ritmo.
Yo ingreso a EPEC en los 70. ¡Mira las diferencias!: en aquel entonces te quitaban un botón y la peleabas. Hoy no te respetan la jornada de trabajo, no tenes aportes, te echan cuando quieren. Y la organización gremial de brazos cruzados, sale por ahí a decir algo porque la prensa le pregunta.

- El vaciamiento no está sólo en los gremios.
Es una situación grave. El parlamento esta vaciado y debido a lo que hablábamos se produce en nosotros como sujeto social un grado importante de indiferencia, aprovechado por quienes nos gobiernan para burlarse del pueblo. El cargo político ha pasado a ser un negocio. Sin arriesgar pasan de canillita a campeón.

NUEVAS FORMAS DE ORGANIZACION
El último golpe terminó de destruir la industria, liviana pero que atendía buena parte de la demanda popular. Con la apertura de las barreras aduaneras y el ingreso masivo de mercancía del exterior cierran miles de fábricas y talleres y se genera una gran desocupación. Paralelamente se da la persecución y el exterminio sobre los sectores más esclarecidos del campo popular. Atencio es detenido tempranamente junto a otros compañeros, cuando allanan el sindicato en el 74. “Pleno gobierno peronista”, resalta. Serán cinco años de prisión e una cárcel del Chaco. Después llegará el exilio en suelo español, de donde aún conserva algunos modismos como ese “¡¡Hombre!!” que se le escapa dos por tres.
El menemismo fue la continuidad de la dictadura, define Atencio. “Hoy se esta atado, amordazado y, por más que el gobierno predique que va a reconstruir la industria no lo podrá hacer a menos que decida, por ejemplo, el no pago de la deuda externa que es una verdadera estafa al pueblo argentino.
El partido peronista, no el pueblo peronista que tiene sus sentimientos situados en tiempos lejanos, es responsable de buena parte de las iniquidades que sufrimos. Creo que, necesariamente, en la continuidad de la lucha habrá que sentarlos en el banquillo de los acusados por la pérdida de la legislación laboral, la flexibilización que significa darle mayor potestad a las patronales para que te echen cuando quieran, te indemnicen según lo que ellos crean, decreten el cierre de sus fábricas cuando quieran y te paguen el salario que quieran.

-Últimamente estamos siempre a la defensiva.
Sin dudas. Por eso, si analizamos el tema, llegamos a la conclusión de que la organización actual de los trabajadores no nos sirve así. Por los 70-80 se planteaban recuperar el gremio, llegar con otro tipo de conducción. Ha transcurrido demasiado tiempo y no solo esto no ha pasado sino que la dirigencia empresarial ha fortalecido su posición. No han siquiera listas opositoras. Está perdida esa organización. Salvo situaciones puntuales como el gremio de Luz y fuerza donde hay una lista opositora que podría tener posibilidades de ganar, eventualmente. Pero pará de contar. Las organizaciones que en otros momentos fueron de suma utilidad para los trabajadores como elemento convocante y movilizador ya no les sirven. Es más, la clase trabajadora en gran medida esta desocupada. Ya no esta en los lugares de trabajo. Incluso es como si el varón hubiera desaparecido. Hay un reclamo por el transporte y sale la mujer a la calle. Es como si se hubiese resignado. No tiene trabajo, no lo puede conseguir a esa edad. Ese hombre esta caído anímicamente, en un grado de incredulidad y abandono. Con un espíritu de derrota muy serio. Mientras el joven que puede conseguir un laburito está desguarnecido: tiene que someterse a que no le consideren la jornada de trabajo, no le hagan los aportes, no tener obra social, no cobrar horas extras y que te echen cuando quieren.
En los tiempos del Cordobazo, la unidad de los trabajadores era muy importante, Tosco pregonaba la unidad de todos los sectores. Eso también ha cambiado.
Hoy, un grupo de obreros entra en conflicto y quedan librados a su suerte, no pueden recibir el apoyo porque no hay gremios. Acá en Córdoba hay dos CGT pero es solo el andamiaje, la estructura. Nunca salen a decir nada. Hay que avanzar en la difusión de estos temas teniendo en cuenta que ya no hay manifestaciones masivas ni asambleas en las puertas de las fábricas, ni reunión de delegados. Hay que adaptarse a esta situación para poder llevar esclarecimiento. Una tarea de hombre por hombre. A cuenta gotas. Hoy no podemos hablar de unidad del movimiento obrero porque los trabajadores no tienen organización. Cada uno va defendiéndose como puede, como gato panza arriba.

2001 Y DESPUES
El 2001 fue una demostración palpable de cómo se diluye una rebelión popular sin organización, al no tener como encauzarse. Nosotros tenemos que volver hasta posiciones como las que fueron la escuela del Gringo: organización y conciencia.
Se ha escrito que el Cordobazo fue una manifestación espontánea. Lejos de ser así. Los hechos vinieron preparando el clima para ese estallido. Aquel día, los distintos nucleamientos gremiales se habían situado puntos donde iban a converger hacia el centro. Cada gremio se organizaba para enfrentar a la cana. Preparábamos las gomeras, los bulones, tornillos o tuercas. Clavos miguelito, fundamentales como forma de parar un vehiculo, rompiéndole la cubierta. Las leznas artesanales y cortitas, la viruta, el aserrín con bidones de kerosene para prender fuego. Algo mucho más organizado y con un alto grado de conciencia. En ese entonces las cubiertas no se quemaban, por mas viejitas que fueran las reparábamos, las seguías usando.Eran hombres que no estaba peleando solo contra la cana sino contra todo un sistema que nos oprime.
Hay que seguir hablando de oprimidos y opresores. Y hoy no se trata solo del pobre, el marginado, pues cualquiera de nosotros, aunque no entremos en esa categoría: porque mal que mal tenemos la casa y estamos comiendo, no dejamos de ser oprimidos. Porque uno no es uno nomás. Es importante superar el plano individual para entrar a contarnos como nosotros. En lo particular, tengo hijos, nietos, los tiene mi vecino, no tenemos que velar por una situación particular sino ir aportando para el conjunto.
Tenemos que ir viendo nuevas formas organizativas. Yo hacia referencia a la CTA pero hoy cualquier forma organizativa vale: en el centro vecinal, en el club, en la iglesia, donde el hombre pueda reunirse y armar grupitos, involucrándose en la defensa de las cosas mas inmediatas: el transporte, la luz, el agua. Y siendo concientes de lo que podemos hacer. La tarea es gris, pesada, dura, pero hay que ir haciéndola.

- Y ponerse como pequeñas metas, con pequeños triunfos. Porque se viene de derrota en derrota.
Claro, hombre. ¡Vos sabes que, hasta de eso estamos pobres! Hasta de pequeños triunfos. Hay un reclamo de un barrio por alumbrado público pero es ese barrio nomás el que reclama. Otro sale por el transporte, y es ese nomás. Eso porque estamos huérfanos de una organización amplia para movilizarnos en conjunto. Yo sigo activando pese a estar jubilado. Le doy una manito a los compañeros de la lista Blanca del Sindicato de Luz y Fuerza, la oposición a la conducción actual. Activo en un núcleo urbano barrial que se llama Movimiento Recuperar lo Nuestro con los que aportamos al desarrollo de Proyecto Sur. Siempre busco continuar preparándome. Asisto a unos cursos en la Universidad que me aportan bastante. Sigo peleando junto a mis compañeros. Las posibilidades concretas de que vayamos superando estos niveles de estancamiento son que cada uno vaya haciendo trabajitos de hormiga estableciendo una especie de polea de transmisión a nivel popular. En Córdoba, felizmente, hay muchos núcleos, de cultura, del arte, en defensa del agua, en defensa de las extracciones mineras a cielo abierto. Yo tengo expectativas en eso porque se que en algún momento va a establecerse una forma de eslabonamiento como para volver a realizar acciones de protesta masivas.

(Nota aparecida en la revista a cumplirse 40 años del Cordobazo)

sábado, 10 de septiembre de 2011

HOMENAJE AL CANTOR DEL PUEBLO (Martín Micharvegas)


Cantor hermano, cantor duro de boca.
Cantor sutil, hombre blando de orillas.
Como garzas viajeras unidas en bandadas
así marcha tu canto desplegado en los días.

Cantor del surco cuando pocos araban,
cantor de sueños cuando todos dormían.
Piragüita sonora que baja de la selva
encarnaste tu canto para pescar la vida.

Tus chamarritas ay! en un mundo enrejado
Y tus milongas donde hay aparcerías.
Guitarra que entre humildes fue trabajando el alba,
ella será el salario real por tu poesía.

Varón decidido en las cuatro estaciones,
músico tarareado por el peón galponero,.
Techo, pan y trabajo pasan por tus canciones
tal como el Padre Río un ocaso de fuego.

Cantor de la verdad que no tiene dos caras.
Cantor de la única cara de la alegría.
Hombre a la altura de su canto libre
victorioso volando sobre las villanías.

A don Aníbal Sampayo,
cantor del pueblo uruguayo.
Hoy un cantor prisionero
por querer borrar la historia
(ésa que tiene memoria
para el que tiene dinero)



Este hermoso poema-canción enviado por nuestro amigo Martín Poni Micharvegas desde España "para profundisar la memoria de Anibal.."fue escrito originalmente en 1975 "...cuando salió de la cársel y antes de instalarse en Suecia,
alrededor de Mercedes Sosa, quien aún estaba esiliada en Madrid,
intentamos un Homenaje a Sampayo en el Teatro Olimpia,
pero la Guardia Civil lo impidió aludiendo que caresíamos de permisos pertinentes, etésé... en la caye hisimos un poco de buya!
así que me quedé sin que el Maestro conosiera esta cansión!
luego se la hise yegar, supo de su esistensia, me escribió con corasón y nuestra amistad siguió fluyendo hasta "reunirnos" en Gualeguaychú!"

LOS GOLES QUE SE PIERDEN EN LA VIDA


Por Osvaldo Quintana
(A Osvaldo Soriano)

Golpeé de nuevo aquella vieja puerta, esta vez con más fuerza. Donde alguna vez debió existir el timbre, sobrevivía apenas un hueco cubierto de cables y telarañas.
Escuché un sonido metálico, luego la puerta crujiente se entreabrió por el mismo golpe, dejando ver unas imponentes y sucias escaleras.
Todo llevaba a pensar que ese lugar se encontraba deshabitado desde hacía largo tiempo.
La noche se anunciaba fría e inapelable sobre aquel barrio desconocido, en la ciudad cordobesa de Río Cuarto.
Arriba, al final de los escalones, podía adivinarse una tenue luz dibujando en su entorno sombras imprevisibles.
Yo buscaba con desesperación un hombre entre 50 y 65 años interesado en contestar la última encuesta que estaba realizando vaya a saber para que miserable político.
Aquel no había sido el mejor de mis días: tempranito un perro había marcado sus huellas dactilares en mi pantalón de batalla y, por la tarde, un gato negro se cruzó imprevistamente en mi camino dándome un susto de aquellos.
Ahora estaba allí, golpeando una casa en proceso de demolición.
Vista desde afuera, la situación era patética.
Eso pensaba cuando, de improviso, se escucharon unos pasos, bajando apurada y ruidosamente las escaleras.
Alcancé a verlo gracias al hilo de luz que se colaba por la puerta: un tipo completamente pelado, de unos 67 kilos, camisa mangas largas de color gris y pantalones muy arrugados.
-Pasá, pasá, subí – invitó, deteniéndose en la mitad del recorrido y haciendo un gesto con su mano derecha. Enseguida dio media vuelta, emprendiendo el regreso trabajosamente.
Tiene más de cincuenta - fue lo primero que pensé mientras subía los dos tramos, invadido por una imprevista energía.

Encontré al tipo, despatarrado en un sillón, mirando un partido de fútbol en medio de una habitación en semipenumbras.
La casa parecía muy grande pero en pésimo estado. Hacia mi izquierda podía adivinarse un amplio escritorio sumergido entre libros, infinidad de papeles, una viejísima máquina de escribir, dos pocillos junto a una jarra repleta de café, alfajores tandilenses y una caja de puros Montecristo. Contra la pared, desde una impresionante biblioteca, espiaban Arlt, Hammett y Chandler.

- Sentate por ahí – dijo haciendo un gesto con su mano, sin alejar la vista del televisor- Servite un café, debes estar cagado de frío. Ahí tenes unos alfajores.
No esperé que lo repitiera. Comencé por los tandilenses. Estaba en eso cuando tuve la sensación de que alguien observaba. Lentamente volteé la cabeza y lo vi: un gato negro de bello pelaje me estudiaba con desconfianza desde el teclado de una computadora.
El tipo, en tanto, parecía flotar por otros mundos. A cada instante se movía, gritaba y gesticulaba, aparte de comentar el partido con otro gato y conmigo, en forma indistinta.

¿Quién era aquella persona que hacía pasar a las diez de la noche a un completo desconocido sin siquiera preguntar su nombre o qué quería?
Alejé esos pensamientos, recordé el frió chupándose toda la noche allá afuera, tomé otro sorbo de café, me dije que no había tanto apuro. Al fin de cuentas era la última encuesta.
……………………

Cuando el partido al fin terminó, el tipo bajó un poco el volumen, se dio vuelta y comentó con cara satisfecha:
- ¡Como juega el 9 francés, no, que bárbaro!
Asentí con la cabeza sin demasiado interés. Sonrío, parecía entusiasmado.
Cuando le dije que estaba allí por una encuesta, se puso serio. Yo sabía de memoria lo que vendría después: el tipo iba a arrinconarme hasta la puerta con cara de pocos amigos, repitiendo el consabido latiguillo: “La política no me interesa. Yo si no trabajo no como”.
Para mi sorpresa, el desconocido no hizo nada de eso. Se paró, encendió un habano, me ofreció otro que rechacé. No pude evitar toser como un condenado.
- Yo ya no voto – dijo con una sonrisa que se me antojó triste.
- ¿Qué edad tiene?
- Tuteame, por favor – pidió – No soy tan viejo. Tengo solo 54. Aunque Scott Fizgerald decía que el comienzo del fin venía luego de los 30 años, la edad fatídica.
Empecé a ponerme nervioso.
- No entiendo por que no podes contestarme el cuestionario - insistí birome en mano, dispuesto a pelearla hasta el final.
- Si queres lo contesto, pero te lo van a rechazar.
Lo miré un instante, le dije que no se preocupara, que ese era mi problema. Se encogió de hombros. Corrió unos papeles de un sillón, volvió a sentarse.
Dijo llamarse Osvaldo, de profesión periodista y escritor. A esa altura me hubiese dado igual que se llamase Montoto y vendiese hormigas en la feria de pulgas.
Luego de unos minutos, cuando la encuesta estuvo terminada, mi curiosidad pudo más y pregunté si había publicado alguna cosa. Me arrepentí enseguida de haberlo hecho.
- Alguna que otra – respondió, señalando una caja de empaque ubicada contra la pared, debajo de un banderín de San Lorenzo que colgaba junto a una página enmarcada de “Las Ilusiones Perdidas”, de Balzac.
Me acerqué, había una pila de libros acomodados cuidadosamente. Tomé uno y leí el nombre del autor. Por instinto busqué una foto. Volví la mirada hacia el tipo, incrédulo aún. No existían dudas: unos kilos menos, algo más viejo, completamente pelado, aquel era el doble exacto del gordo Osvaldo Soriano.
Quedé mudo por un instante. El tipo debía ser un chiflado de los que abundan y ahora se disponía a contar la novela de su vida, seguramente muy buena e interesante pero ya tenía lo que quería y estaba demasiado cansado para escucharla.
……………………………………

- ¿El baño? Mi vejiga no daba más.
- Por ahí.
Volví aliviado y eso, creo, me devolvió el buen humor. Además el tipo había preparado una picada con dos botellas de vino francés, era amable y tenia cara de buena persona. Pese a estar completamente loco, claro está. Resolví quedarme un rato más.
- Cuando estuve internado en Buenos Aires yo me hallaba muy enfermo – continuó, destapando uno de los vinos, como si la charla hubiese continuado en mi ausencia – Andaba sin gato ni esperanzas, leyendo antiguos libros y evocando viejos partidos de fútbol. ¿Sabés qué? Yo siempre viví de noche. La noche es bella pero te va gastando. Es un mundo de novela policial: tiene sus médicos, sus abogados. La noche es de gatos, putas y travestís, de trabajos nocturnos…

Se detuvo. Advirtió mi cara de descreimiento. Afuera se alejaba la sirena de un patrullero.
- Ya sé lo que estás pensando: que yo no puedo ser Soriano, que él está muerto, que lo leíste en el Página”. ¿Vos seguro sos estudiante universitario, no?
- Crónico - admití.
- ¿Y todavía seguís creyendo todo lo que dicen los diarios?
Sonrió. Continúo el relato sin esperar respuesta.
- Mirá, yo estaba mal, eso lo sabes. También conocés mi debilidad por los gatos. Soriano en italiano quiere decir gato. Cuando lo descubrí, empecé a leer prácticamente todo lo que encontré sobre ellos. Siempre se los relacionó con la inmortalidad, por aquello de las siete vidas. ¿No? Yo tuve gatos toda mi vida. Ahora nomás tengo tres. Son mis hermanos. Nos comunicamos fácilmente, tal vez porque, como ellos, siempre viví de noche y soy muy vago.
- Pero, ¿cómo es que estás vivo? – me sorprendí diciendo. Rápidamente me di cuenta lo disparatado de la pregunta. De todas formas, el tipo no pareció escuchar porque continúo su monólogo delirante como si nada.
- Tuve muchos gatos que me ayudaron a escribir las novelas. ¿Sabes que hay gatos que escriben y otros no? Este que está acá – dijo, alzando uno de ellos- se llama “Negro vení”. Lo traje conmigo al volver del exilio. Después de un tiempo, mi amigo Dal Masetto lo hizo irritar y nunca más volví a verlo, hasta aquella noche en la clínica.
Acarició al gato con infinita suavidad. Le preguntó algo que no entendí.
- Yo estaba postrado en una cama cuando apareció en el marco de la ventana. Lo llamé, emocionado y se acercó con lentitud. Luego pegó un salto, se acostó entre las cobijas y quedó mirándome. Ahí comprendí.
Miró mi cara perpleja. La historia me había atrapado y el lo sabía. Hizo otra pausa. Destapó con destreza una segunda botella, sirvió las dos copas satisfecho por la expectativa que había creado.
- El gato venía a proponerme un pacto – prosiguió Una de sus siete vidas a cambio de que escribiese sobre ellos para, de alguna manera, desmitificarlos. Eso, en aquel momento, no constituyó ningún sacrificio: yo aspiraba a realizar un libro sobre ellos que fuera, a su vez, un ensayo literario y un homenaje a mis gatos. Sabía que para escribirlo debería vivir de noche, no creí que sería tan duro, que iba a extrañar tantas cosas de allá afuera. Solo pensé en salvarme, tampoco tenía otra salida.
Por un instante pareció fuera de sí, como desesperado. Instintivamente llené su copa y la bebió de un trago. Se mantuvo en silencio un par de minutos, luego alargó su mano hacia la caja de habanos, tomó otro y continuó.
- Una vez concretado el pacto, Negro vení estuvo observándome un largo rato. Luego se desperezó, saltó de la cama y desapareció por donde había venido para reaparecer en mi casa, días después. Al instante sentí un vigor indescriptible y aquí me ves.
Miró hacia un punto fijo de la pared. Habló como si me estuviese viendo a los ojos.
- ¿No me crees nada, verdad? Pensas que estoy chiflado. Luego agregó: ¿Conoces algo de gatos?
- Solo que hoy se me cruzó uno y tuve un día increíblemente terrible.
Instintivamente bajé la mirada. Negro vení me observaba con sus ojos penetrantes, al tiempo que bajaba las orejas estirando su cola. El tipo pasó la mano sobre su cabeza para calmarlo.




………………………………
A esta altura yo no sabia que pensar. Ciertamente el tipo era un experto en Soriano. Tal vez fuera un admirador que el gordo hubiera detestado y descripto con cruda ironía, alguien que el gordo pondría a escribir mientras el descansaba plácidamente en algún sillón. ¿Cómo uno puede aburrirse teniendo una biblioteca grande y un buen colchón? – había dicho alguna vez.
- Los gatos traen suerte – prosiguió el impostor – pero solo si uno no intenta darle órdenes. Maltratarlos, asustarlos, está penado, según el cuento de Poe, con los peores horrores del infierno terrenal. ¿Sabías que en el Antiguo Egipto eran sagrados?
No, no lo sabía. Decidí seguirlo corriendo para el lado que disparaba.
- ¿Pero, si es cierto que lograste una nueva vida gracias a tu gato, por qué no salís a la calle?
- Porque yo soy un gato, perezoso y distante. Creo que siempre fui uno de ellos. El oficio de escritor es un don generoso que se me concedió bajo la forma humana y del que estoy muy agradecido.
No se por qué pero sentí un sudor frío corriendo por mi espalda. Tal vez solo era ese vidrio roto de la ventana. Me acerqué. Pude observar la calle desierta, las tenues luces de las casas vecinas. A lo lejos se escuchaban campanadas de alguna iglesia. Dentro de la habitación otra vez el silencio.
- ¿Qué barrio es este?, ¿Qué calle?
- No se el nombre - contestó con desgano - Es una cortada. Fijate cuando salgas.
Una tercera botella apareció de la nada. Las copas volvieron a estar llenas. El desconocido volvió a increparme.
- ¿Continuas pensando que estoy de remate, no? Ni te imaginas lo que es estar aquí mientras todos creen que has muerto. Esa sensación de soledad. Llamar a los amigos de toda la vida y que te cuelguen pensando que sos un bromista. ¿Me entendes? Yo que siempre me enorgullecía de no haber escrito jamás una línea en horas de la mañana, estoy condenado a vagar por la eternidad en una noche continua. Antes era mi elección, ahora…estos pactos no pueden romperse.
Puso a “Pichuco” en la compactera. La tristeza se reflejaba en su rostro. Empecé a pestañear más rápido. Siempre sucede cuando me pongo nervioso.
- Yo te creo- mentí, sin convicción- Todo resulta muy extraño pero te creo.
Hizo un gesto con su mano como de dejar de lado toda esa paparruchada. Lanzó un profundo suspiro. Cambió de tema.
- ¿Te gusta el fútbol?
- Más o menos.
- Seguro que de chico te mandaban al arco, ¿no? Sus ojos volvieron a brillar.
Rememoró hazañas jugando de nueve en Cipolletti de Río Negro, su paso por Confluencia hasta la lesión que lo alejó de las canchas. “Ahora solo puedo disfrutarlo mirándolos por la tele”. Se rasca la cabeza. “Humberto Eco solía decir que quienes miramos fútbol somos terribles depravados sexuales. Algo de razón tiene: yo me transformo, babeo de excitación. Y cuando juega el Ciclón, ni te cuento. ¿De que cuadro sos?
- D e Boca.
- ¡Uh! Te acompaño el sentimiento. Se echó a reír al ver mi cara de indignación. Nos trenzamos un largo rato. El alcohol ayudaba. El tipo conocía todas las formaciones de la historia azulgrana y los 22 del seleccionado francés.
- Los intelectuales detestan el fútbol – dijo, volviéndose a rascar la cabeza – Pareciera que el que piensa debe estar peleado con el cuerpo. Y al revés. Siempre dije, con un poco de sorna, que la cosa se pone complicada para un intelectual en cualquier lugar donde se juntan más de cinco personas.
Sonrió.
- Algo exagerado, ¿no? Pero es un poco así.
Varios vinos de por medio el tipo entró a relatar anécdotas reales y ficticias, sobre novias lejanas y potreros juveniles. No se como salió el tema pero comenté que estaba desocupado y el tipo esbozó una reflexión sobre aquella raza prescindible que desordena las estadísticas, según la visión de los gobernantes. Me notó incómodo. Volvió al fútbol.
- Gran parte de lo que escribo tiene que ver, en cierta forma, con el fútbol, con los goles que uno pierde en la vida, con la identidad, los desencuentros de la historia, que es un poco hablar de lo mismo. De la soledad que nos acompaña desde el nacimiento en nuestro país.
Me miró serio.
- Yo siempre fui un tipo muy solitario, aún viviendo en pareja. Siempre escribí para compartir esa soledad. Hoy escribo para no volverme loco del todo.
Otra vez lo invadió un infinito cansancio. Miré el reloj, el tiempo volaba. Seguramente mis compañeros estarían preocupados.
- Me tengo que ir.
- Tocayo, la pase realmente bien – dijo incorporándose mientras me daba un fuerte apretón de manos- Te envidio, que no daría por contemplar un amanecer, volver a ver a mis amigos, subirme a un colectivo 60.
Estaba colocándome la campera cuando pidió que lo esperara un momento. Al rato volvió con un par de libros.
- Tomá, un obsequio. Este es mi último libro, el otro es sobre gatos. Te lo presto- remarcó alzando la voz- Hasta otra vez que andes por acá.
Me despedí de nuevo, esta vez con un abrazo. Estaba bastante mareado así que bajé lentamente las escaleras. Cerré la puerta con cuidado. Afuera el frío penetraba los huesos. Subí el cuello de mi campera, instintivamente esforcé la vista para ver el nombre de aquella calle. “Pasaje Peregrino Fernández”, decía un vetusto cartel que colgaba del edificio de la esquina.
Por el coordinador me enteré que ese pasaje nunca existió en Río Cuarto.
También me dijo que no le veía ninguna gracia a lo que había hecho, que estaba trabajando y no perdiendo el tiempo en estupideces. Luego agregó, quizás recordando sus tiempos de encuestador, que otra vez que quiera “truchar” alguna encuesta, por lo menos fuera un poco más vivo.
Han pasado varias semanas pero aún no he conseguido olvidar aquella noche. Pese a que nunca pude hallar aquel sitio, he logrado reconciliarme con los gatos. Y todavía espero recibir aquella novela donde me cuente que la muerte es solamente un mal sueño.

jueves, 8 de septiembre de 2011

“EN DICTADURA LA CANCIÓN FUE EL ELEMENTO PRINCIPAL DE RESISTENCIA”

RUBEN OLIVERA, CANTAUTOR URUGUAYO.
Por Osvaldo Quintana





Alejada de las modas, con sus propios tiempos y ritmos, sin dejarse arrastrar por los designios de la maquinaria comercial anda la canción uruguaya. Sonidos experimentales aportando al lenguaje colectivo. Cantautores que empuñan una guitarra cuando tienen algo para decir. Por esos caminos transita Rubén Olivera.

Olivera pertenece al grupo de artistas de la llamada "Generación del 78", junto a músicos como Fernando Cabrera y Mauricio Ubal, entre otros. Es montevideano desde hace 54 años y su vocación despertó de manera temprana cuando decidió estudiar guitarra a los ocho años de edad. “Le pedí una guitarra a los reyes y cuando vino empecé a estudiar. Ahí comencé un camino paralelo que fue el estudio académico de la guitarra y como a los doce o trece años, ya empecé a hacer canciones”.
Por el año 72, y con 17 años, el uruguayo llega a Buenos Aires donde pasa seis años estudiando música y guitarra. “Hice cursos varios con Tucho Spinassi: canto, armonía y cosas varias. En el 78 volví a Uruguay y me integré al movimiento. Comencé a tocar en los recitales que estaban realizando Los Que Iban Cantando, hicimos un ciclo con Larbanois- Carrero, un dúo que recién se había formado”.

Tu primera composición fue para mostrársela a Alfredo Zitarrosa.Sí (se ríe) Yo iba al primer año del Liceo, tenía 12 años. Alfredo iba a dar una charla, era su momento de esplendor: años 66-67. Y como estaba en el grupo de músicos, me dijeron de cantar algo. Yo dije: “voy a componer una canción”. Hasta ese momento no había hecho ninguna. Era una canción al estilo de la época. Después, cuando llegué había tanta gente y la reunión había agarrado para otros rumbos, que ni se la pude mostrar.
Alfredo era una persona como a uno le gustaría que fuera un creador: de una integridad, una gran solidez, una reunión de ética y estética. A tal punto que, como todos sabemos, era bastante torturante para él, toda su psicología en cuanto al ansia de rendir, de ser útil, de estar en el Uruguay cuando tuvo que exiliarse. Un músico con un poder de conmoción en el oyente como pocos.

¿Vos nunca integraste Rumbo?
Hay una confusión: como yo estaba muy vinculado con ellos, realizamos juntos un espectáculo en el Teatro Circular. Ahí hicimos una canción que después fue muy importante para el país llamada A Redoblar. Y, como se estrenó en ese recital, me vinculan con Rumbo, por la cercanía generacional. En realidad, siempre fui solista. Más allá que, obviamente, al cuarto disco por ejemplo, lo grabe con una banda fija y en el camino hemos formado yuntas con un montón de gente; como un espectáculo que hice con tres colegas: Jorge Lazaroff, Di Hipólito y Daniel Magnone. El espectáculo se llamó Vale Cuatro y estuvimos casi dos años tocando juntos alternando con la vida solista.

¿Cómo podrías definir lo que haces?
Soy de los tantos que no trabajan sobre géneros específicos ni con grupo instrumental fijo sino más bien un poquito de cada cosa de acuerdo a lo que precisa el producto. Un intento de aportar al colectivo en lo que es generar caminos de lenguaje, en este caso dentro de la música uruguaya. Sin atarse a ningún género pero trabajando con materia prima local. En un momento, por las propias coordenadas de la época, dictadura por ejemplo, uno no sabía bien si era un músico que militaba o un militante que hacía música. Y, a la vez, cuando me dicen: ¿Y tu carrera? , les digo “yo no hago una carrera sino un paseo musical”. Porque hago muchas cosas en torno de la música: tengo un programa de radio, doy clases en varios lados, trabajo en el sello Ayuí- Tacuabé. Tengo actividad periodística: escribo en el Semanario Brecha. Y para nada planifico mi actividad en base a que en este año debo tener un disco en el mercado (ríe) Lo hago, mas bien, cuando mis tiempos me dejan tiempo para hacer canciones.

Aparte el mercado Uruguayo es muy chico. ¿Cómo se las arreglan?
Para algunos es muy complicado y muy triste. En un mercado tan pequeño ves a músicos que fueron muy importantes en una época, terminando con un pedido de pensión graciable al Estado, por ejemplo. Y viviendo con una pensión de 100/200 dólares por mes. El caso de Aníbal Sampayo, Carlos Molina y Eduardo Darnauchans en la última época. Es un poco así. Eso no quiere decir que no haya que pelear contra eso.

“EN URUGUAY LOS ORGANISMOS DE D.D.H.H. MANTIENEN SU INDEPENDENCIA”


Tenes una militancia además de la músical.

Partidaria no. Yo tengo un hermano desaparecido en Argentina en 1978. A partir de ahí integro este grupo llamado Madres y Familiares Uruguayos Detenidos y Desaparecidos. Después, todo lo que hago en cuanto a actividades periodísticas o con el propio sello también es una militancia. No escribo en cualquier lugar ni trabajo en cualquier sello.
¿Cómo desapareció tu hermano?
El era militante sindical gráfico, integraba un grupo de gráficos que no era una organización armada ni nada. Creo que tenían vinculaciones con algún otro grupo sindical que sí había realizado alguna acción armada. Y bueno, entro en la cadena. Era una epoca que venía “de matar”. Prácticamente todo su grupo desaparecio. Aun estamos en la búsqueda.
Algunos muchachos que estuvieron con él salieron y se supo que pasó por el centro clandestino de detención conocido como “El banco”.

¿Como ves la situación de los Derechos Humanos en Uruguay?
Con el gobierno de Tabaré Vásquez se hicieron una serie de cosas importantes como entrar a los cuarteles: una situación un poco perversa y también contradictoria porque, por un lado se abrieron los cuarteles y se exigió a los militares que dieran datos puntuales, pero prácticamente todo lo que dijeron es mentira. Hace un tiempo relevaron al segundo jefe de Cascos Azules uruguayos en Haití porque declaró que “este gobierno marxista hizo que la Armada traicionara de nuevo”. Por eso, cuando se insinúa: “Bueno, ta, aparecieron dos cuerpos”, que sucedió no por datos directos de militares sino por cartas o llamadas anónimas, es mucho en relación a que antes no había ningún dato. Y se confirmó también el hecho de que casi todos los uruguayos desaparecidos en Argentina fueron llevados a Uruguay, asesinados ahí y hechos desaparecer. La Fuerza Aérea confirmó la existencia de lo que llamamos “Segundo Vuelo”. El primero trasladó una cantidad de detenidos “alojados” en Orletti que fueron llevados a Uruguay y luego blanqueados a partir de una transacción que hicieron; toda una historia de que ellos aceptaran que habían entrado a invadir, que los blanqueaban y se los pasaba a prisiones legales. Ese fue el primer vuelo.
Después, el segundo vuelo, con casi 30 personas. En este caso desaparecieron todos. La Fuerza Aérea confirmó que fueron llevados para allá. Pero pasan cosas como esa: dicen “fue el segundo vuelo” pero el Ejercito afirma: “no sabemos nada, no sabemos quien fue”. Cosas inimaginables. Los archivos propios de la represión de la epoca no aparecen, dicen que no existen. Sabemos que esas cosas no son ciertas.Hace poco la Ministra de Defensa dijo que le parecía que ya no podía exigirse más, que los militares habían dado toda la información. Por eso digo que es contradictorio. Nosotros aceptamos y agradecemos las cosas que se han hecho y no paramos de exigir. Hay más de 200 desaparecidos y con la aparición de dos cuerpos no alcanza.

Aquí hay una cercanía de ciertos organismos de Derechos Humanos con el actual gobierno como Madres y Abuelas, ¿sucede lo mismo allá?
No, no. Allá Madres y Familiares tienen como criterio mantener la independencia de cualquier organismo oficial o grupo partidario. Tienen una tarea puntual que es seguir buscando Verdad y Justicia. Y para eso se decidió hace mucho tiempo mantener esa independencia.

“HOMOGENEIZAR GUSTOS PARA HOMOGENEIZAR MERCADOS”

Volviendo a la música ¿para que crees que sirve una canción?

Yo todos los días me lo pregunto. ¡Esa maquinita tan delicada y tan sutil que puede llegar a decir tantas cosas! En dictadura la música popular, la canción, fue, te diría, el elemento principal de la resistencia a nivel de producto simbólico. ¡Cómo en 3 o 4 minutos puede condensarse tanta cosa que, como producto artístico, no puede decirse ni en un ensayo político ni en un discurso! Es de un poder enorme. En Occidente tiene un poder económico y de producción de patrones culturales monstruoso. Hay un paquete ahí, para los jóvenes por ejemplo, entra la ropa que se ponen, lo que toman y lo que escuchan, que marca generaciones, que marca toda una etapa. De ahí la importancia de como vivimos en un sistema de lucro que intenta homogeneizar gustos para homogeneizar mercados. Cultivar la diferencia y desarrollar identidades, en este caso musicales, pasa a ser un espacio estratégico y ecológico, como tantos otros. Lograr un tipo de producción hacia el futuro en el cual cada región pueda reconocerse y aportar a los demás sabiendo que estamos, a nivel de información masiva, supeditados a los centros de poder. Estados Unidos, luego de la posguerra, agarró la manija del control audiovisual del mundo, y la tiene bien agarradita. Uno no ve cine ni escucha música italiana ni francesa. Para no hablar de música africana o asiática. De ahí que hay que seguir peleando por la música propia y particularmente la canción que, al tener una gran capacidad de sugerencia y sensibilización, pasa a ser un producto muy neurálgico.

Da la impresión que en Uruguay brotan muchísimos cantautores que componen con otras lógicas, con otros tiempos.
Eso puede ser por los modelos preexistentes, Viglietti por ejemplo. Y por el mercado pequeño. En un país con mercado grande, cuando un producto funciona, tanto los músicos como las compañías intentan parecerse a eso. Buscan algo que les siga dando ganancias hasta que esa veta se agote. Como en Uruguay esto no ocurre, hay una gran variedad de músicos haciendo lo que quieren. Aún los conocedores de la música uruguaya redescubren cosas que hace tiempo estaban ahí y parece que no se agotan, que siempre falta conocer a alguien más.

Hay poco intercambio musical entre nuestros países
En Uruguay solo conocemos la música comercial argentina. La estructura de información está dada por las grandes transnacionales, por los medios masivos. Entonces, no sabemos lo que ocurre en Ecuador, en Perú. Sigue siendo uno de los déficits más grandes. A veces con muy poquito se puede hacer mucho como la Universidad del Litoral que ha traído músicos como Ubal, Cabrera, Masliah. . Podría hacerse una cuestión de intercambio, no seria complicado. Pero también en Uruguay, entre interior y capital, hay una desinformación muy grande. Y es un país chiquito. Son políticas que, lamentablemente, se aceitan o no y se enmarcan en un proyecto más grande: de autoconocimiento, en el caso de Uruguay, o de conocimiento mutuo y auto conocimiento a nivel de Patria Grande, de América Latina.

Discografía
Pájaros - 1981
Rubén Olivera Vol. 2 - 1983
Álbum de fotos y canciones - 1987
Lugares Comunes - 1991
Interiores - 1996
Una tarde de abril – 1998

NOTA APARECIDA EN REVISTA EL COLECTIVO, AÑO 2007-

lunes, 5 de septiembre de 2011

“SI TENGO QUE PENSAR EN UN CRISTIANO REVOLUCIONARIO, YO PIENSO EN POCHO”

Charla con Carlos Núñez, Presidente de la Biblioteca Popular Pocho Lepratti

Por Osvaldo Quintana



Es cierto: “Pocho vive”. La frase esta impregnada en las paredes de Rosario. Como en muchos casos sus asesinos consiguieron que ese nombre no solo se multiplicase por los muros, las banderas y los discursos sino en la práctica misma: la Casa del Pocho en el Barrio Ludueña, el Centro de Salud, La Biblioteca, un Centro Comunitario en Capitán Bermúdez, una Huerta Comunitaria en Venado Tuerto son sólo algunos de los espacios que vienen trabajando sobre las ideas de Claudio Lepratti, aquel militante social asesinado en Rosario durante los sucesos ocurridos por Diciembre del 200l.
Presente también en el Primer Encuentro Latinoamericano de Educadores Populares por la Alfabetización, el psicólogo Carlos Núñez, presidente de la Biblioteca Popular Pocho Lepratti, con su hablar pausado y reflexivo nos explica de que se trata eso que el llama “la multiplicación de los Pochos”.


¿Cómo comenzaste con este laburo?

En el año 97 yo venía coordinando talleres de desocupados en una forma bastante nómade. Íbamos a centros comunitarios, estuvimos en la CTA. Allí nos encontramos con Pocho. Yo estaba con un taller para desocupados y él con otro de los chicos que trabajan en la calle. A partir de eso armamos uno en conjunto sobre HIV y desempleo. Así fuimos trabajando hasta que lo matan. A partir de ese momento decidimos territorializar el trabajo y surge la idea de inaugurar la biblioteca junto a los que veníamos realizando los talleres de desocupados. Cada uno eligió un área donde le gustaría volcarse a hacer trabajo social, ya que empleo no se conseguía, y así recuperar la dignidad de estar haciendo algo para transformar la sociedad. Todos fueron eligiendo: algunos talleres de arte, otros el tema de la copa de leche, la merienda compartida. También había costureros, después se cambió por otras cosas que se fueron abriendo. Es así como nace el tema del trabajo. Obviamente también hay un trabajo psicológico con los chicos del barrio. También otros dos talleres: el de cuentos que consiste en recrear las historias de vida de los pibes y de que manera pueden ir recuperando su identidad y la del barrio. Por otro lado existe un taller audiovisual donde se hacen fotonovelas de sus historias y termina en un video que venimos haciendo. Ahora tenemos un taller de periodismo popular que estamos trabajando con los más jóvenes.

¿Cuándo nace la Biblioteca?
El 18 de Octubre del 2002. Celeste, hermana de Pocho, es integrante de la Comisión Directiva. También estaba Orlando, el padre, hasta que murió el año pasado. Nosotros trabajamos en talleres de apoyo escolar, de arte, teatro, guitarra. Hay un taller de serigrafía donde enseñamos a los pibes a hacer banderas, remeras. También se hacen las fajas esas con las que se está cambiando el nombre a la calle Presidente Roca por Pocho Lepratti. Eso lo hacemos en conjunto con los chicos de La Vagancia (Ver El Colectivo N°1) Hay un espacio de educación popular donde coordinamos todas las practicas que se hacen. Hay una revista de jóvenes llamada Ratax. Junto con eso existe un trabajo fuerte del barrio con los más chicos y una biblioteca que tiene más de 13.000 ejemplares, lo cual es mucho por tres años de trabajo y por ser un proyecto autónomo que cuesta muchísimo sostener.




¿Dónde funciona la Biblioteca Popular?
Funciona en Tablada que es un barrio de Rosario. En realidad, desde que lo asesinaron a Pocho hay una serie de espacios que vienen trabajando: en Ludueña, donde estaba Pocho, se encuentra “La casa de Pocho”. Con ellos trabajamos en conjunto en distintas actividades. Hay un Centro de Salud que se llama igual. Existe un Centro Comunitario en Capitán Bermúdez, una Huerta Comunitaria en Venado Tuerto y nosotros. Todos llevando como nombre al Pocho Lepratti. Yo digo que esto es la “multiplicación de los Pochos”. Y al matarlo lo que consiguieron fue que el ejemplo cundiera por distintos lados y se retomara desde distintos aspectos. Que se siguiera trabajando sobre sus ideas.

¿Cómo sostienen el proyecto?
Con lo que entre todos vamos haciendo. Con actividades como peñas, bailes, presentación de revistas. Sucede que, en la medida en que son muchos los chicos y adolescentes, la preparación de los talleres va haciéndose cada vez más difícil. Pero siempre estamos generando proyectos, para que sean auto sustentables. Y hay mucho corazón. Mucho poner el pecho.

Los 90 fueron años de individualismo exacerbado. ¿No notas como que luego de los sucesos de Diciembre del 2001 ha variado esto en algunos sectores sociales?
Creo que ha variado. De hecho, el surgimiento de muchas de estar organizaciones es producto de eso. Nosotros mismos decimos que la biblioteca es hija directa del movimiento de Diciembre en las calles de Rosario. Lo que también notamos es que, junto con eso, es complejo si uno se queda pensando sólo en la cuestión de los Planes Jefas y Jefes. Creo que hay que pensar la cuestión de salir de lo instituido para ser un movimiento más instituyente, más creador de distintas cosas. Dar algunas vueltas más sobre lo que es generación de un proyecto socio- cultural que enfrente el proyecto neo liberal en todas sus condiciones. Nosotros, desde nuestro laburo, lo pensamos en tres ejes: primero, nosotros siempre decimos: hoy hay escenarios urbanos. Nosotros estamos en un escenario urbano que esta en disputa contra el modelo subjetivo que el sistema quiere hacer. El sistema quiere sujetos cada vez más dóciles, más dominados, individualistas, agresivos y sostenidos en la idea del éxito y de la eficacia. Nosotros creemos que, a través de todos los movimientos sociales, lo que se está haciendo es demostrar que aparte de esa subjetividad hay otra, más solidaria, más participativa, capaz de tener sueños colectivos, de jugarse las bolas por un proyecto. Y eso es disputarle la subjetividad. Otro de los puntos que sostenemos es la disputa en el campo del conocimiento. Creemos que el conocimiento no es ni siquiera solo algo que queda solo para los maestros. Creemos que el conocimiento se hace con el conocimiento de la gente en los barrios. Conocimiento que puede encontrarse entre distintas historias de vida y recuperando la memoria de un proyecto colectivo que en algunos momentos estuvo y que el genocidio lo fue masacrando de alguna manera. Otro sostén sobre el cual la biblioteca trabaja es el campo de la política. Nosotros decimos que hacemos política. Lo que no hacemos es política partidaria. Pensamos que la política es otra cosa. La política es eso que se pone en juego para tratar de ver como transformar su vida, la sociedad, como pensar un proyecto educativo, un proyecto cultural y cualquier tipo de proyecto. Creemos que eso está en cada espacio de Educación Popular, en cada espacio de los Movimientos Sociales que están surgiendo. Algo completamente distinto a la politiquería. Siempre la primera imagen que te viene es la del puntero, la del corrupto. Uno de los laburos a que apostamos desde la Biblioteca, un laburo chiquito, es refundar la política desde la práctica misma.

¿Cuáles son las principales dificultades con que se topan a diario?
Muchas (suspira), muchas. La dificultad de intentar ir dejando los individualismos de cada uno de nosotros. Eso es difícil. Cuando tratas de hacer un proyecto colectivo tenes que tratar de escuchar, decidir en grupo. Saber cual es el momento de la discusión, con quienes, por que también se acerca gente que viene mas a destruir que a otra cosa. Sigue siendo una práctica que, desde los 70 a nuestros días, al sistema le ha dado mucho rédito. Y encontrar como sostener los proyectos colectivos es la primera tarea. Por eso, a través del taller de reflexión lo primero que decimos es: compartamos todo con todos, veamos de que manera repensar lo que hacemos. Otra dificultad es la cuestión de cómo generas autonomía, económicamente. Otra es luchar contra eso que está muy instituido, desde las más pequeñas cosas: en el taller de apoyo escolar nos cansamos de decirles a las madres y maestras que nosotros no hacemos enseñanza particular. Nosotros queremos que sea un espacio más donde puedan aprender a aprender, a igual que nosotros. Esto no es solo hacer la tarea y sostener nada más que esa función más vertical de la escuela. Creemos que la escuela tiene otras cosas muy importantes que no son solo reproductivistas. Siempre decimos: fijémonos muy bien que cosas dentro de todo lo que hace la escuela estamos apoyando y tratemos de alejarnos de aquello que aparezca como lo más complejo. Sí sostenemos espacios donde se pueda aprender jugando, cuestionando, que vayan siendo portadores de un pensamiento crítico desde su lugar cotidiano.

¿Cómo ves a los pibes del barrio?
Con las complicaciones propias de estar siendo parte de algo que está muy golpeado, muy destruido. Pero cuando el pibe siente que puede confiar en vos ahí diste un paso enorme. Ellos tienen que luchar contra muchas cosas que no vienen desde afuera. Por ejemplo, hay padres que llegan a la biblioteca y dicen “no queremos que nuestros chicos vengan más porque sabemos que vienen los que son de la villa, que esto, que lo otro”. Nosotros le decimos “Mire, haga lo que quiera pero nosotros no vamos a trabajar para excluir a nadie sino todo lo contrario”. Pero eso, a su vez, se le machaca al pibe. Vamos viendo como encontrar la forma de aportar a la integración, no a la exclusión. No fomentar la lucha de pobres contra pobres que es lo que intenta hacer el sistema.

¿Cómo te ha cambiado toda esta práctica?
Me ha cambiado mucho, mucho. Yo además de esto soy docente universitario. Y me ha traído muchos conflictos incluso entre algunos otros docentes que sienten que uno no es tan académico. Y creo que tienen razón: ya no quiero ser académico, no me interesa ese discurso. Por otro lado, en el barrio no dejan de ver (por cosas que uno dice, esto y aquello) como que uno no es tampoco de ese espacio. Todas esas cosas te replantean la necesidad de refundar los conocimientos, la manera de pensar, de enunciar, de decir, de sentir, e participar. Porque ninguna de estas cosas no tienen espinas. Lo que creo es que hoy no podría ser sin todo esto que uno viene haciendo, porque son los espacios donde mayor satisfacción, además de preocupación, angustia, esto y aquello, uno siente. Te encontras con cosas pequeñitas y todo pero altamente justificadores del camino emprendido.

¿ Cuál es el aspecto que más rescatas de Pocho vos que lo conociste?
Creo que el Pocho en un sentido era inalcanzable. Yo hace un rato que estoy hablando, vos me preguntas de mí. Pocho de él no hablaba. Él estaba pensando siempre en el otro. A esta misma pregunta que me haces, y yo caigo y te la contesto, Pocho no la hubiera respondido. Era el tipo más humilde y más entregado a los otros que he conocido. Y mira que he conocido mucha gente de militancia, de entrega. Recién cuando Pocho muere, la familia se entera, en Rosario, de todo lo que él significaba para los pibes. De boca de el no lo sabían. Y tenes que ser muy especial. Pocho era profundamente cristiano, yo lo respeto pero no lo soy. Ahora, de alguna manera, si tengo que pensar como es un cristiano revolucionario, pienso en Pocho, no me queda otra. Él trabajó con pibes que tenían hermanos presos, con pibes metidos en la cosa más complicada de la droga, que habían abandonado la escuela y vos escuchas hoy lo que son esos pibes y decís: “Bueno, si algo implica la idea de Educación Popular es esto, pibes, hombres, muchachos comprometidos con su país y su liberación. Chicos comprometidos con la práctica social que estaban poco más que destinados a caer bajo la bala de algún milico”.

(NOTA APARECIDA EN EL COLECTIVO DEL AÑO 2005)

sábado, 3 de septiembre de 2011

“NOS DEJÓ VALORES QUE YA SON PARTE DE LA SOCIEDAD CORDOBESA”


Charla con Malvina y Héctor Tosco.
Por Osvaldo Quintana (enviado especial a Córdoba)


“Por otro Cordobazo, Tosco Vive”, anuncian los muros pintados de rojo encendido, muy cerca de la Terminal. Cuarenta años después de aquella gesta histórica, la Córdoba industrial ya no es lo que era, los campos sojeros florecen cercanos y ajenos; mientras actuales gobernantes, fríos ejecutores de políticas neoliberales, adornan los despachos con su retrato.
¿Tosco vive? La desocupación y la precarización laboral es moneda corriente, los sindicatos vaciados son cotos de caza de la intocable burocracia sindical, en tanto la prensa oficial prepara sus nostalgiosos y efímeros recordatorios.
Sin embargo, Tosco vive. Su legado está presente, excede a sus hijos y atraviesa toda la sociedad cordobesa. Tosco vive en la memoria y en los sueños actuales, en los viejos luchadores transmitiendo aquella historia y en muchos jóvenes que hoy levantan sus banderas.
En el entrepiso de la empresa provincial de Energía de Córdoba (EPEC), donde el “Gringo” trabajara gran parte de su vida, El Colectivo fue recibido por sus dos hijos: Malvina y Héctor. Este es parte del diálogo
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¿Cómo era Agustín como padre?
M: Un hombre cariñoso. Fue todo un ejemplo. No solo transmitió su valor de padre sino otros que trascendían ese rol. Nos dejo valores que están insertos en la sociedad de Córdoba, un reconocimiento que tienen hacia él que nos hace estar orgullosos de ser sus hijos.
¿Pesa mucho el apellido?
H: No es para nada comparable a un peso, en realidad serían como alas. Siempre estuve orgulloso de mi papá, desde muy chico. Pese a las circunstancias, a que lo encerraran en prisión, siempre comprendimos cual era su actividad, sus ideales, su lucha, por qué luchaba y contra quien. Caminamos con la frente muy alta por ser sus hijos, por tanto no es un peso, más allá de que en algún momento algunas puertas puedan haberse cerrado. Son muchísimas las que se abren.

Lo decía por lo que podría esperarse de ustedes.
H: Hay mucha gente que espera “de tal palo, tal astilla” Los seres humanos somos muy diversos y únicos. Mi papá fue una figura muy brillante e inteligente, un autodidacta excepcional. Nosotros simplemente somos sus hijos, personas distintas y con mucho orgullo de llevar su sangre. Es muy difícil alcanzar el ideal de mi papá y su entrega, es muy complejo.
¿Qué recuerdos de infancia tienen relacionados con el?
H: Yo tenía 5 años cuando el Cordobazo y 11 cuando papá fallece. Mis vivencias son de infancia, de cuando lo acompañaba a visitar mis abuelos, de estar junto a él en Luz y Fuerza. Siempre fui muy querido y mimado. Tenía privilegios por ser el hijo de Agustín. Era de usarle su máquina de escribir, enredarle la cinta, sacarle los papeles, arruinarle alguna nota. Simón Grigaitis tenía por entonces la Secretaría de Finanzas del gremio, y yo lo molestaba tanto que una vez me encerró dentro de la caja fuerte. Lo llamaron a papá diciéndole: “Gringo, vení, lo encerramos a este porque no lo aguantamos más”. También recuerdo los cumpleaños en el que podía venir. Y vivencias con hijos de otros presos políticos en las visitas a las cárceles.

M: Cuando papá falleció yo tenía 14 años, soy 3 años mayor que él. Eso hace que me acuerde de cosas con más claridad. Porque cuando vivís con tanta tensión por la actividad que él hacía, se te graban cosas. Mi papá no tuvo un desempeño muy importante en la vida familiar. El sostén de la familia fue mi mamá. El estaba dedicado exclusivamente a la lucha por sus ideales y para mejorar la calidad de vida de todos los trabajadores en general. Además fue tan perseguido que permanecer en el hogar era un riesgo para nosotros. Muchas veces no tuvo sueldo porque lo dejaron cesante. Nosotros vivíamos gracias a la colaboración de algunos compañeros del taller electromecánico donde trabajaba. Hacían una colecta, se la llevaban a mamá y con eso trataba de sobrevivir. Fueron épocas muy difíciles porque él estaba perseguido y no podía trabajar. En el último tiempo si lo veían tenían órdenes de matarlo. Estaba como condenado a muerte.
Mamá compartía su ideología y estaba de acuerdo con todo lo que el hacía. Pero ella había tenido dos hijos y su prioridad era criarnos y educarnos. Y mi papa lo establece también: “Vos cuidá a los chicos”. Sino posiblemente no podríamos estar aquí hablando con vos.
H: De hecho, muchas familias fueron atacadas por completo por los gobiernos de facto. Si mamá hubiera sido militante, después del 76 seguro la iban a atacar. Nosotros éramos chicos y también podríamos haber desaparecido. La brutalidad de ese régimen no tuvo miramientos. Yo no puedo comprobarlo pero papá era muy inteligente, y manejó eso también junto a mamá.
M: Ella era muy inteligente y lectora y siempre estuvo de acuerdo. Pero en varias oportunidades se presentó como alguien ignorante e incapaz en función de resguardar la familia, a sí misma y a nosotros. Una cosa convenida, una manera de protegernos.

¿Cómo era Tosco en la vida cotidiana?
M: Muy divertido, muy sociable. Ocupaba mucho de su tiempo en la lectura, en aprender diferentes cosas. Por ahí tenía un libro de política, filosofía o abogacía y después otro de gimnasia.

H: Nosotros estamos acostumbrados a ver a alguien que tiene su trabajo, además la familia y otras actividades particulares. Su nivel de entrega era tan alto que no tenía esas diferencias. Papá trabajaba en el gremio, salía y seguía trabajando en la empresa…
M: Y volvía al gremio.
H: Su vida era todo lo mismo. Nada estaba aislado. Si jugaba un partido de fútbol lo hacía con sus propios compañeros. No se lo puede ver como el común de las personas. Para él, la entrega era total: el trabajo era un orgullo y se defendía en el gremio. Y si pensaba tener siete horas en cada lado, ya era el día completo.

MAMÁ FUE EL SOSTÉN



¿Cómo cambiaron sus vidas cuando estuvo preso?

M: No hubo cambios. Nosotros entendíamos que él se había impuesto una meta en su vida. El nos explicaba y mi madre se encargaba de hacernos comprender: “Su padre lucha y trabaja para que todos los niños como ustedes puedan ir a la escuela y cuando crezcan tengan las mismas oportunidades y comida en su mesa”. Nos explicaba como niños, claro. Yo tenía 8 años cuando el Cordobazo, Héctor, cinco. ¿De que manera nos iba a explicar?
H: Siempre fue así. Nosotros nacimos cuando él ya estaba involucrado en toda su actividad, por lo tanto, nunca un cambio.
M: El cambio era: “¡Otra vez lo agarraron a tu papá!”

¿Qué decían sus compañeros de escuela?
M: Nosotros jugábamos. No hablábamos de esas cosas. Eran temas que se hablaban con mi madre, tampoco todo el tiempo. Ellos permitieron que viviéramos nuestra niñez.
¿Cómo se las arreglaron cuando él fallece?
H: Papá estuvo despedido de su trabajo durante dos años. Muere casi cumplidos esos dos años por lo que le correspondía una pensión. Su categoría era media y la pensión le fue disminuida en función del tiempo que no había aportado. De eso vive mi mamá ahora. Y con eso vivimos hasta que después cada uno hizo su vida.
M: Cuando papá falleció no teníamos nada. La casa nada más, que era de ella, de cuando se casaron y se metieron en el plan. Papá manejó uno de los gremios más importantes de la provincia pero para sí mismo nunca sacó nada.
La pensión demoró un año y medio. Mamá se las arregló con la ayuda de un hermano. Incluso tuvo que salir a trabajar, pasó un año acá en EPEC, pero era muy grande la presión, era muy fuerte estar en este ámbito donde se había manejado papá, le hacía muy mal. Entonces cuando sale la pensión renuncia y vuelve a su casa.

LOS QUE LUCHAN Y LOS QUE TRAICIONAN
Héctor, ¿qué sentiste cuando entraste a trabajar en EPEC?

Yo entré en el 83, luego de que se reinstaura la democracia. Acá encontré muchísima gente que había estado con él que me recibió con muchísimo afecto. Eso sí que puede ser como una carga: “Tu papá era tan inteligente, vos tenes que hacer las cosas bien”. Eran por ahí de exigir mucho en la tarea pero siempre fueron muy afectuosos. Tenían muchas historias y reconocimiento para con él. Es difícil de especificar lo que uno siente en esos momentos.

¿Podés hacer una comparación entre aquellos dirigentes como tu padre y los actuales?
H: No vale la comparación así. Dentro de los sindicatos hay burócratas y también combativos, que defienden los derechos de la gente y son elegidos directamente por las bases. Otros no, son participacionistas, estuvieron con Onganía y los sucesivos gobiernos. Hoy están también junto a los que luchan, que por ahí son los que menos se ven. Hay cantidad de personas que se entregan, que trabajan gran parte de su vida por el bienestar colectivo. También cantidad que traicionan, se acomodan y utilizan estos espacios para fines propios. Siempre estuvieron. Mi papá no solo enfrento los gobiernos de facto, el oficialismo, sino también a los burócratas sindicales.

¿Por qué si hay tantas personas honestas y luchadoras la figura de Tosco parece inalcanzable?
H: Es resaltar que mi papá era una persona intelectualmente brillante. No es común encontrar alguien así. La provincia está llena de gente honesta. Pasa que, por esa misma condición, no están, no participan. Hace falta otro complemento que es la entrega de su vida particular para hacer eso. Una condición que mi papá y muchos más tuvieron. Y las circunstancias del momento determinan que haya quedado en la historia. Papá muere a los 45 años y hay que ser muy valiente y preparado como él para que surja alguien más. No creo que no haya nadie. Pasa que el sistema va mutando y hoy es más difícil que surja. Si mi papá estuviese hoy y….es mucho más difícil hacer un Cordobazo. El sistema se va acomodando para que estas cosas no ocurran.

¿Cómo fue la lucha de los trabajadores para evitar que EPEC se privatizara? La mayoría de los trabajadores de EPEC tiene muy arraigado el nombre de papá y su ejemplo. Desde que el gobierno Delasotista intentó privatizar EPEC, en el año 99 hasta la crisis del 2001, desde el gremio se hicieron todas las acciones posibles desde lo legal, político y en la calle. Cuatro años de lucha permanente, de sufrir represión. De la Sota encarceló 219 compañeros en un día, metió presión dentro de la empresa, recibimos de todo. Pero en ese momento había gente grande que se encargó de enseñar y transmitir. Había que resistir hasta el último momento. Todo se canceló con la crisis del 2001 lo que impidió que se consumase el acto de corrupción del señor De La Sota.

LA HERENCIA NO SE ELIGE
¿Cómo te sentís cuando algunos endiosan a tu papá y otros dicen que tienen su retrato en sus oficinas de gobierno?

H: Me siento bien si entiendo que la persona que lo dice es consecuente con las acciones que llevó mi papá. Me siento muy mal cuando entiendo que quién lo dice no lo es. Acá en Córdoba, el gobernador dice tener un cuadro de Tosco y otro de Atilio López. Lo dijo cuando asumió tras unas elecciones “raras”. Entiendo que lo hace para ganar adeptos pero es muy poco inteligente porque los que saben quien es Tosco no se dejan llevar por estas cosas.
¿Qué sienten que heredaron de sus viejos y que les hubiese gustado heredar?
M: Sus valores, su ética. Yo trato de cumplirlos. Pienso que heredé todo eso.
H: La herencia no se elige. Nosotros estamos muy orgullosos de llevar su apellido, lo que nos queda de él es el valor de la honestidad, entendida como algo más de lo que dice un diccionario. No solo es honesto quien cumple con la ley sino también quien valora su palabra, quien cumple lo que dice con su gente, quien trabaja al lado de ella. Un valor que papá se encargó de dejar adonde estuvo. Algo que muchos invocan pero no hacen. No podemos pensar la herencia de él como otra cosa. Si pudiera darle algún valor numérico a su herencia sería millonario, es incalculable y difícil de explicar. Por tanto me es difícil decir qué me hubiese gustado más. Que vos estés acá, preguntándome, es herencia de él. Aparte, la herencia es dinámica, una experiencia emocionante que no es material sino espiritual.
M: Si preguntas si me hubiese gustado heredar de él su coraje para enfrentar algunas cosas que le pasaron, su determinación para la lucha; te respondo que yo tengo coraje, tengo determinación para la lucha, pero también tengo otra historia que es completamente distinta a la de él. No puedo pensar que voy a hacer lo mismo. Su historia, su vida, su nacimiento, su educación fue distinta a la mía. Yo, a consecuencia de su lucha, su coraje y su determinación, tuve una vida que él no tuvo, que es producto de todo eso y a mí me impone determinar algunas cosas en mi vida que él no consideró. Nosotros sufrimos persecución, represión y silencio. Cosas que él, en su infancia, no sufrió. El nació en un pueblo con su padre maestro, con su madre, trabajando la tierra y con toda su capacidad intelectual que no es la que tengo. Yo heredé todo eso de él, pero mi historia es una y la de él otra. Y los contextos históricos también son distintos. Mi padre falleció en el 75 y, en marzo del 76, tuvimos la dictadura. Yo viví esos años y, antes de eso, toda la actividad que tuvo. Eso influye en mi coraje, en mi determinación, en mis decisiones. Yo creo que sí, que heredé todos sus valores; pero, a la hora de aplicarlos operativamente, uno define otras cosas para su vida.

Nota aparecida en la revista al cumplirse cuarenta años de el Cordobazo.